sábado, 18 de octubre de 2008

¿Vivimos en el siglo XXI?


30 de diciembre de 2006. Bagdad (Irak). Saddam Hussein muere en la horca.

Tras su detención el 30 de diciembre de 2003, EEUU entregó al exdictador a las autoridades del nuevo gobierno iraquí el 29 de junio de 2004. El tirano y once de sus colaboradores fueron acusados de la matanza de 143 chiíes en la ciudad de Dujail, al norte de Bagdad, en 1982. Además, a Saddam se le imputó la ejecución de dignatarios religiosos en 1974, la masacre de los miembros del clan Barzani en 1983, la invasión de Kuwait en 1990 y el asesinato de opositores durante 30 años, entre otros cargos.

Saddam Hussein fue el presidente y dictador de Irak durante 24 años, entre el 16 de julio de 1979 y el 9 de abril de 2003. *Nació el 28 de abril de 1937 en Al Awja, Tikrit, provincia de Salah ad-Din, en el seno de una familia de campesinos. En 1957 se trasladó junto a su tío materno, Jairalah Tulfah, a vivir a Bagdad e ingresó en el
Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Baas), de ideología laica, nacionalista y revolucionaria.
El 7 de octubre de 1959, Saddam Hussein formó parte de un comando de diez activistas del Baas que atentaron contra la vida del primer ministro
Abdel Karim Kassem, un militar golpista que había instaurado la primera república en Irak un año antes, tras derrocar y asesinar al rey Faisal II y a toda su familia. El atentado contra Kassem fracasó y Saddam Hussein acabó con una pierna herida, una condena a muerte y un exilio forzado, primero en Siria y después en Egipto. Gamal Abdel Nasser, el presidente egipcio, le tomó bajo su protección y le facilitó la entrada en la Universidad de El Cairo, donde cursó estudios de derecho.

En 1974 se convirtió en el hombre fuerte del Baas. Fue designado presidente de la República en 1979, y su ambiciosa política militar le llevaron a una guerra contra Irán entre 1980 y 1988, en la que contó con el apoyo de Estados Unidos, Francia y la URSS.
E
l 2 de agosto de 1990, Irak invadió y se anexionó Kuwait. A comienzos de 1991, una coalición internacional dirigida por Estados Unidos obligó a Irak a retirarse de Kuwait durante la Primera Guerra
del Golfo.

Su paradero fue desconocido durante varios meses hasta que el 13 de diciembre de 2003, Saddam Hussein fue arrestado en una operación conjunta entre efectivos
kurdos, iraquíes y el Ejército estadounidense mientras se encontraba escondido en un sótano en los alrededores de su localidad natal, Tikrit. Entre las primeras imágenes transmitidas, algunas mostraron a Hussein siendo examinado, así como el estado en que se encontraba en el momento de ser capturado. El 5 de noviembre de 2006, tras dos años de juicio, Hussein fue condenado, junto con otros dos acusados, "a morir en la horca" por el Alto Tribunal Penal iraquí, que lo encontró culpable de haber cometido un crimen contra la Humanidad, por la ejecución de 148 chiítas de la aldea de Dujail en 1982.*


Finalmente, el 30 de diciembre de 2006, a sus 69 años, Saddam Hussein fue llevado a la horca. Todos recordamos aquel vídeo que grababa todo el proceso. Muchos pensarán que se lo tenía merecido, que las imágenes de su muerte debían dar la vuelta al mundo. Pero digo yo, y me remonto a los siglos XIV y XV con la hoguera o al XIX con el garrote vil, ¿acaso no fue la difusión de aquellas imágenes similar a las concentraciones en las plazas de las ciudades para ver morir a un hereje o preso? ¿Acaso no es lo mismo? No. Y diré porqué. Las muertes en plazas públicas en aquellos siglos eran a nivel local. Nadie en Francia sabía si en Zaragoza (por ejemplo) había sido quemada una bruja. Sin embargo, todo el mundo, y destaco el “todo”, pudo ver no una ni dos veces, sino múltiples, cómo Saddam Hussein moría. Fue una ejecución a nivel mundial. Con un arma mucho más poderosa: los medios de comunicación.


En mi opinión, la difusión de las imágenes de la ejecución de Hussein fue una barbarie. ¿Vivimos en el siglo XXI o nos hemos quedado anclados en el siglo XV? Si somos civilizados, lo somos para todo. No se puede ir de superpotencia mundial, líder del planeta, número uno en tecnología y avance, salvador, y permitir semejante hecho. No permitir, miento, realizar. Fue Estados Unidos quien se encargó de difundir al máximo aquel vídeo. Querían ver a Saddam muerto. Y querían que todo el mundo lo viera, para que nadie dudara del poder de salvación de la gran potencia capitalista. Ahora bien, deberían ejecutar también a los grandes manipuladores mundiales, no sólo dictadores (que también).




* Extraído de Wikipedia