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Otro asunto que me hace bastante gracia es cuando ayer los protaurinos se pusieron como niños, diciendo que si se prohibían las corridas, también los correbous. Y no voy a decir lo contrario. Yo también creo que debería haberse prohibido todo de golpe, pero bueno, tiempo al tiempo. Sin embargo, me hace gracia que esas declaraciones vengan de los protaurinos, porque dicen algo como: “En los correbous también se tortura al toro, así que habría que prohibirlo”. Vale, ya están diciendo pues que en las corridas se tortura y se hace daño al animal. No sé, me parece gracioso que esas palabras vengan de alguien a quien le gusta la “fiesta nacional”. Hipócritas.
Y otro tema que no puedo ignorar es la politización tan absurda que se ha hecho de esto. A ver, la plataforma que llevó a cabo la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) fue Prou!, que es exclusivamente antitaurina, no independentista, nacionalista, antiespañola, ni ninguna de esas cosas que se han dicho. ¿Que los diputados hayan votado en función de la ideología? Ni lo sé ni me importa. Sólo sé que se ha terminado con una masacre, una barbarie de la Edad Media, y me da absolutamente igual si es española, francesa o tailandesa. Y más aún si me hablan de la “identidad española”, ese patriotismo exacerbado típico del mismísimo Franco. Lo siento, señores, pero si ser española significa que aplauda a un cobarde por maltratar a un animal que se desangra, que baile flamenco en un tablao o que cuando salga del país me digan “Olé, olé, toros, flamenco y paella”… yo no soy española. O al menos no me lo siento. Porque España es mucho más que todo eso. No tengo nada contra el flamenco –y mucho menos contra la paella–, pero si destacamos, por ejemplo, un baile, como el flamenco, habrá que hablar también de las jotas –en todas sus variantes–, la sardana o el aurresku, y añadir todos los demás bailes populares de la península.
Pero bueno, quien quiera politizar la sangre, la tortura, el dolor o los derechos de los animales… que los politice.
Por último, sólo me queda desear suerte a los colectivos antitaurinos que ahora pretenden exportar esta ILP a Madrid, aunque es cierto que la cosa está más difícil por eso de que Esperanza Aguirre declaró las corridas Bien de Interés Cultural. Pero bueno, vale la pena intentarlo. Aunque también quieren enviarlo al Congreso de los Diputados, y es posible que ahí la cosa prometa.
Y voy a dejar un buen sabor de boca a los antitaurinos con esta última noticia: Los protaurinos dicen que hemos ganado la batalla, pero no la guerra, y pretenden acudir a Europa y, lo que es mejor, a la UNESCO, para que reconozca la tauromaquia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Yo me río. A ver cuándo se entera el movimiento protaurino de que una catedral sí es arte, una escultura también. Cualquier construcción es arte. Pero es que ahí radica el quid de la cuestión: Arte es construir, no destruir.
FUENTE: Generación Sin
El PP retrasa la votación antitaurina en Catalunya. Bueno, pues nada, toca esperar otro mes, hasta el 15 de julio, para la tan esperada votación por la que, de aprobarse, desaparecerían las corridas de toros en la comunidad catalana. En principio se iba a producir mañana, 9 de junio, pero ya se ha encargado el Partido Popular de que no sea así.Luego son ellos los que critican a los demás partidos de hacer cosas inútiles en tiempos en que hay problemas más importantes, como la crisis. Yo no digo nada. Tan sólo que me parece un poco absurdo el recurso presentado ante el Consell de Garanties Estatutàries, alegando que “el Estado es el único órgano competente para poder regular los espectáculos taurinos”, sabiendo perfectamente que la regulación de los espectáculos públicos es competencia de la comunidad autónoma. Y me parece absurdo por eso mismo, porque está más que claro que el Consell va a rechazar esta petición. Pero bueno, es seguro que esto lo han hecho para retrasar la votación y “ganar tiempo”, aunque la verdad no sé para qué. ¿Qué quieren hacer? ¿Van a boicotear a CiU, a Catalunya en general? En fin.
Igual que el recurso que querían interponer ante el Tribunal Constitucional por violación del derecho de acceder a la cultura. Ahí tenemos otro matiz: lo que ellos consideran cultura y nosotros no. Además, ¡no tiene suficiente el Tribunal “intentando llegar a un acuerdo” sobre el Estatut como para meterles ahora otro tema, uno que además ni les va ni les viene! Bueno, ellos que presenten. Yo sólo puedo decir que por mucho que retrasen la votación, estoy contenta, porque no dudo del resultado. Confío plenamente en que los parlamentarios catalanes tengan un poco de sentido común, se hayan percatado de la falta de argumentos sólidos de los taurinos, que tengan en cuenta por primera vez en la historia el sufrimiento y el dolor de los animales, la tortura de la “fiesta” y voten a favor de la prohibición. Catalunya será la pionera, y detrás de ella irán todas las demás comunidades. Y por fin los defensores de los derechos de los animales podremos sonreír, sin necesidad de gritar nunca más “¡Abolición!”.
FUENTE: Generación Sin
Han pasado unos cuantos años, pero a la vez parece que fue ayer, porque todo sigue igual. Y ya nadie se acuerda, o no quiere acordarse. Por eso escribo esto, para recordar los años del terror que vivimos y aún estamos viviendo aunque cerremos los ojos porque ya no hay repercusión mediática, excepto cuando sucede algo “muy importante” y las cámaras vuelven a acudir allí. Hablo de hace 9 años, y 7 años. Concretamente del 7 de octubre de 2001 y del 20 de marzo de 2003. ¿Ahora ya os suena de algo?
Sí, hablo de la invasión de Afganistán y la de Irak respectivamente. ¿Os acordáis? 11 de septiembre de 2001. Caen las Torres Gemelas de Manhattan a consecuencia de un atentado de Al Qaeda, encabezado intelectualmente por Osama Bin Laden, que es un tema aparte porque de repente ya no se habla de él. ¿Ha dejado de ser aquel terrible terrorista que iba a acabar con la paz mundial y por el que íbamos a morir todos? Se ve que ha colgado los hábitos de terrorista y se ha dedicado a vivir en una casita cerca de la playa observando el amanecer cada día.
Bueno, sigamos con el tema. Estados Unidos encuentra en esos atentados la excusa perfecta para entrar en Afganistán, cosa que llevaba deseando hacía tiempo, pero necesitaba, como siempre, una excusa. Y la tuvo. El 7 de octubre de 2001, las tropas estadounidenses entran en el país asiático a destajo, como siempre. El objetivo principal es encontrar a Bin Laden, y el siguiente, poner “paz” en el país, donde gobiernan los Talibán. Y ellos, cómo no, se sienten los salvadores del mundo, que tienen que poner paz donde sea, porque son ellos los “elegidos”. Bien. Consiguen acabar con el régimen con el apoyo incondicional de la UE, la OTAN y la ONU (cómo no) e imponer a Hamid Karzai, un presidente “provisional” que ponen ellos. Provisional, sí, durante tres años, pues hasta 2004 no se convocaron elecciones. Actualmente sigue siendo él el presidente, tras haber sido reelegido. Sin embargo, Afganistán sigue estando ocupada por tropas de la OTAN (incluida España), porque según ellos “aún no hay paz”. Claro, y piensan que nos lo vamos a creer. Lo mejor de todo es que hace tiempo dijeron que Bin Laden se perdió por Pakistán… Y de repente ahora tienen interés en entrar a ese país. Pues nada, a destrozar vidas y países, que es lo suyo.
Por otra parte, Irak está un poco más reciente. Ya sabéis la historia. Básicamente, el presidente George W. Bush atacó Irak el 20 de marzo de 2003 con la excusa de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, y claro, Estados Unidos era quien debía intervenir, siempre salvando el mundo. Bueno, hubo guerra. Una terrible guerra que acabó el 1 de mayo del mismo año. También con el respaldo de la OTAN y la UE (sobre todo Tony Blair, de Reino Unido; y nuestro José María Aznar). La ONU lo condenó, diciendo que era una “guerra ilegal”, pero no hizo nada. Y esto de la “guerra ilegal” siempre me ha hecho mucha gracia. Como si las demás guerras no lo fueran, y fuese perfectamente legal matar gente, niños, mujeres, ancianos… civiles al fin y al cabo. En fin, el final lo conocéis: Saddam Hussein en la horca, el 30 de diciembre de 2006. Pero desde luego, lo mejor de toda esta historia era que no había armas de destrucción masiva. Bueno, una vez más, la excusa perfecta, aunque sea falsa.
En fin, sólo quería hacer un recordatorio de todo esto. Porque no ha acabado, porque mientras Estados Unidos sean “los buenos” para el resto del mundo, podrán seguir haciendo las barbaridades que hacen, y la gente se lo seguirá creyendo. Podrán seguir invadiendo países a su antojo. Ayer fueron Afganistán e Irak, pero en cualquier momento puede… de hecho, estoy segura, van a ser Irán, Pakistán o Siria. Irán el primero, bajo la excusa del “uranio enriquecido para fabricar una bomba nuclear”. Vale, y digo yo… ¿y qué? ¿No tiene acaso Estados Unidos una bomba (o más) y nadie le dice nada? ¿Qué pasa, son los únicos que pueden tener armas? Y lo mejor de todo es que la gente confía en ellos, la gente les cree. La gente piensa que tienen razón al invadir países porque son “terroristas”. Yo más bien diría que son “resistencia”. Es lo que intentan hacer también con Palestina. Israel son los buenos.
En fin, no hay peor cosa en el mundo que el terrorismo aceptado, el terrorismo “legal”, el terrorismo de Estado.
FUENTE: Generación Sin
El ataque israelí a la flota que transportaba ayuda humanitaria a la franja de Gaza tuvo ayer sus peores repercusiones: manifestaciones en todo el mundo condenaban el ataque ante las embajadas o, en el caso de Madrid, ante el Ministerio de Asuntos Exteriores. El número de asistentes fue considerable, teniendo en cuenta la rapidez de la convocatoria (sólo desde la mañana), y pedían a gritos el levantamiento del bloqueo y la expulsión de la embajada de Israel de España. También se gritaba que todo lo que sucede en Palestina no es terrorismo, sino resistencia; y que los terroristas son los sionistas.
Se desplegó además una enorme bandera palestina, captada por los más importantes medios de comunicación. Ciudadanos de todas las nacionalidades, aunque más numerosas la española y la musulmana, respaldaron el acto, llamando asesino al Estado de Israel.
Ya expuesta la noticia, doy mi opinión, aunque creo que todos la conocéis. Yo estaba allí y yo también grité “asesinos” e “¡Intifada!”, y también me sentí hermanada con los palestinos y con todos los pueblos oprimidos del mundo. Ya está bien. Libertad. Y menos llamar terroristas a los que se rebelan contra la injusticia y la ocupación.
Boicot a Israel. Sólo puedo terminar con una reflexión: el antisionismo se lo ganan ellos solitos a pulso.
FUENTE: Generación Sin